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Cada persona es única, por eso sólo puedo hablar de lo que a mí me ayudó a salir del círculo de la violencia, y la terapia psicológica fue fundamental. En ocasiones fue reconfortante y en otras abrumador, por la cantidad de estructuras mentales sobre las que me apoyaba y se empezaron a debilitar y caer. Realmente se siente un vértigo emocional, yo a ratos no sabía qué estaba arriba y qué estaba abajo. Por eso creo que es muy importante encontrar un terapeuta con el que te sintás cómodo, no que te diga lo que querés escuchar, pero que te genere espacio para la total honestidad, dudas y incluso debate. En mi experiencia cuando uno no está de acuerdo, se atreve a expresarlo respetuosamente y el terapeuta te termina demostrando el por qué de su posición, es cuando las cadenas más pesadas empiezan a descomponerse. Muchos abandonamos procesos terapéuticos porque no obtenemos satisfacción inmediata, pero es importante recordar que la verdadera sanción a ratos duele, así como tiene momentos de gran satisfacción, cuando las metas se van alcanzando. Yo tuve la suerte de topar con alguien que desde el primer día sentí que yo le importaba como ser humano y eso es maravilloso. Para ilustrar la terapia mi amiga Shirley me ayudó como modelo en la foto pero ella además es de esas psicólogas que realmente ponen su corazón y mente en lo que hacen, yo no puedo ser su clienta porque somos amigas, pero se la he recomendado a familiares y amigos que hablan maravillas de sus procesos con Shirley. Yo sé que la terapia sale cara, pero si sentís que la necesitás,  tratá de ponerla dentro de tu presupuesto, porque perder tu salud, tu familia o tu trabajo sale más caro todavía.